miércoles, 16 de noviembre de 2011

MAFEREFUM LA YUBONA

La Yubona
La que abre los ojos al mundo
Gloria Hidalgo
Achiyù Kekè

La Yubona dentro de nuestra religión es una de las personas màs importantes dentro de la ceremonia de la Osha, es  quien lleva todo el control del cuarto de santo en cuanto a lo que se requiera en el momento de la iniciación, es a la Yubona a quien acude el Oriate y los Santeros cuando comienza la ceremonia y necesitan algo para la consagración,  y es quien està a cargo del Iyawo desde el mismo momento que comienza el proceso de la consagración que dura siete días.
En muchas Casas de Santo la Yubona es vista  como la segunda madrina del Iyawo,  como lo que realmente es, y es tratada y considerada como la propia Madrina, ofreciéndole respeto y cariño  en todo momento.
 En otras Casas de Santo, solo es vista como alguien que es necesario para poder llevar a cabo la ceremonia, esto es totalmente criticable y fuera de lugar,  porque sabemos y entendemos su responsabilidad y que es  la persona que se encarga de todos los detalles del Iyawo , desde estar pendiente de todas sus comidas,  hasta vigilar por el bienestar total del iniciado.
Es la Yubona quien debe rogar la cabeza del Iyawo durante su año de Yaboraje y es a ella a quien debe acudir cuando su Madrina, no pueda atenderlo por estar enferma o indispuesta por cualquier motivo.
El papel de la Yubona en muchas Casas de Santo es realmente un privilegio, ya que es quien se encarga de dirigir y orientar junto a la Madrina a los iniciados en nuestra religión.
En el Oddum de Ofun Bara nace el cargo de la Yubona, aquellas personas que tengan este signo en su eleri serán o son excelentes Yubonas, nacieron para desempeñar esta hermosa misión.
Entre las Madrinas y las Yubonas , debe existir una total confianza, respeto y apoyo mutuo para que las ceremonias dentro del cuarto fluyan de manera perfecta y en armonía total, es la mejor forma de  trabajar.  
El ahijado debe estar siempre pendiente de su Madrina y de su Yubona, es obligación del ahijado visitarlas  eventualmente y llevarle plato, velas, cocos y un derecho en sus cumpleaños para saludar y rendirle moforibale (pleitesía) a sus Angeles de la Guarda u Orishas Tutelares. Es la Yubona quien saca al Iyawo del trono y quien lleva al Iyawo al Tambor consagrado ( Aña ) para ser presentado ante el,  donde lo espera su Madrina para  darle conocimiento a Olofi (Dios) que existe un nuevo Santero en la tierra.
El ahijado debe considerar, obedecer,  respetar y querer tanto a su Madrina como a su Yubona porque han sido ellas las que han contribuido a que tenga una consagración tan importante como la Osha y que cambiarà su vida para siempre, es la Yubona quien abre los ojos del Iyawo a su nueva vida y es quien debe estar a su lado en el proceso de crecimiento religioso para despejar todas sus dudas. Maferefum la Yubona en nuestras vidas.


  PATAKI DE OSHUN Y ORULA
El rey mandó buscar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, pero el olúo se negó a ir. Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar al adivino.
Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche.
Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el ékuele y el iyefá en su pañuelo.
Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado Oshún, ella le anunció que ya se tenía que marchar. Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata y consintió en acompañarla un trecho del camino.
Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río. Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar con el ékuele para saber si debía hacerlo o no. Entonces Qshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar el río y llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente.
El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le eran leales.
El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé y oú. Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le eran fieles.
De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte.